lunes, 24 de octubre de 2016

Violencia filio-parental: una salida fallida de la infancia







La Vanguardia, 24 de octubre de 2016


José Ramón Ubieto. Psicólogo clínico y psicoanalista

Salir de la infancia, atravesando esa “delicada transición” (Víctor Hugo) que es la adolescencia, no es un asunto fácil. La prueba es que muchas sociedades inventaron para ello sus ritos de paso, todos con la misma secuencia: separación de la familia, exposición a pruebas con riesgo y finalmente adquisición de un lugar en la sociedad de los adultos.

Freud incluso recurrió a la metáfora de un túnel donde el adolescente tiene que cavar, al tiempo, una doble salida. La que le llevará a obtener una identidad social como adulto responsable y la que le otorgará su nueva identidad sexual.

Hacerse adulto implica, pues, separarse del universo infantil en el que habitaban hasta entonces. De la protección de los padres, en primer lugar, y de los objetos y sus modos de uso, propios de la infancia.

Esa separación siempre es dolorosa para los hijos y para los padres, que también tienen que hacer ese tránsito y desprenderse de los hijos-niños. Ejemplos cotidianos los encontramos en

jueves, 13 de octubre de 2016

¿Educamos para hacer buenos gestores emocionales o adultos responsables?



 

 

 

La Vanguardia. Jueves, 13 de octubre de 2016 


El aprendizaje socioemocional (SEL en inglés) está de moda. Aprender aquello que las generaciones precedentes nos legaron queda en un segundo plano frente al desafío de gestionar nuestras emociones. Sólo esto último nos hará libres y emprendedores de nosotros mismos. Lo otro son ataduras de las que conviene desprendernos.

El yo se convierte así en el nuevo ídolo del panorama educativo. Y con él, el cuerpo como sede principal de las emociones que embargan a ese nuevo individuo autónomo y empoderado.

Para ello nada mejor que empezar lo más pronto posible, en la guardería mismo donde hay que dejar a los niños que decidan libremente sus actividades y horarios, que den rienda suelta a sus emociones. Si es posible con la complacencia de sus progenitores. ¿Para qué aferrarse a los hábitos cuando es posible construirse a sí mismo en el aquí y ahora?

¿La educación debería, pues, centrarse en hacer de cada niño/a un excelente y feliz gestor de sus emociones? ......

SEGUIR LEYENDO :

http://www.lavanguardia.com/vida/20161013/41948052536/el-divan-educacion-ninos-gestionar-emociones-adultos-responsables.html

martes, 4 de octubre de 2016

¿Acompañar o monitorizar?





La educación tiene como objetivo final que el sujeto alcance el máximo grado posible de autonomía, que le permita apropiarse de su vida y definir sus propias metas con su estilo propio. Tomará sus referencias de sus educadores pero será ya él quien se haga cargo de su realidad.

Establecer metas es pues un principio básico de la educación. Es el educador quién debe ayudar a las familias a definirlas, tomando en cuenta las dificultades pero sobre todo los recursos y los deseos de las propias familias. En el modelo tradicional de la educación era el educador quien establecía, de manera unilateral, esas metas y explicitaba así su intencionalidad educativa. Hoy ese esquema es ya impensable al margen de los principios de participación y co-responsabilidad a los que aludíamos en apartados anteriores.

Este cambio de perspectiva tiene consecuencias muy directas en la acción socioeducativa ya que supone pasar de una intencionalidad centrada en nuestra tarea como educadores, a una intencionalidad que persigue que sean las propias familias los que desarrollen su capacidad mediante su experimentación y la actuación constante en la búsqueda de soluciones a las diversas problemáticas que abordan.

Por otra parte, este planteamiento introduce dilemas importantes entre anticiparse a las dificultades que nosotros podemos detectar o intuir, como expertos, o dejar que las familias hagan frente a esas crisis para resolverlas y aprender de esa misma experiencia. En cualquier caso, este proceso de acompañamiento y co-responsabilidad implica que los resultados finales no serán ya los previstos en un esquema unidireccional donde somos nosotros que fijamos claramente las metas.

El lógico Charles S. Peirce utilizaba el concepto de abducción para referirse a ciertas zonas de la elaboración de saber en las que no se puede operar sin la capacidad de adivinar, ya que ninguna aplicación mecánica de la ya sabido puede funcionar. Allí se necesita anticipación y no se puede exactamente deducir, sino que hay que abducir. Este adivinar se funda sobre lo que Peirce denomina la costumbre, el habito, aquello que constituye el vinculo social porque se basa en lo ya sedimentado. Esta referencia no hace sino confirmarnos en la idea que a veces operamos en cierta oscuridad y que el oficio de educador no está exento de esa necesidad de anticipación y adivinación, aunque esos recursos se apoyen en algo de lo ya sabido.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Notas sobre el acoso escolar. Una perspectiva psicoanalítica




El abismo (con Nadia Vignera)
Publicado en Virtualia, revista digital de la EOL, num 32. 2016


La idea de acción lacaniana, introducida por Jacques-Alain Miller, plantea como objetivo la incidencia de la orientación lacaniana en los ámbitos políticos y sociales a través de la política propia del psicoanálisis, que no es otra que la política del síntoma.

La frase de Lacan: "Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época" [1] alude a eso mismo. Como recordaba Miquel Bassols, se trata de una cuestión ética: "Allí donde está la subjetividad de la época, allí el analista debe advenir". [2]

Leer los síntomas contemporáneos a partir de estas indicaciones nos permite situar el estatuto de esos síntomas de otra manera que la propuesta por la psicosociología o el cientificismo al uso.

¿Qué nos enseña, pues, el psicoanálisis sobre el bullying, tomado como fenómeno social actual? Sin ánimo de exhaustividad quisiera plantear algunas tesis verificadas a través de una investigación entre varios publicada recientemente como Bullying. Una falsa salida para los adolescentes. [3]

Seguir leyendo:  http://virtualia.eol.org.ar/032/template.asp?Malestar-en-la-civilizacion/Notas-sobre-el-acoso-escolar.html

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Ciberbullying y whatsapp







La Vanguardia. Tendencias, 21 de setiembre de 2016

José R. Ubieto. Co-autor de “Bullying. Una falsa salida para los adolescentes”

El 80% de los casos de acoso entre menores viene por el WhatsApp


El ciberbullying, parafraseando a Clausewitz, es la continuación del bullying por otros medios. Sin el acoso presencial, el digital perdería fuelle y potencia. Hace falta verse las caras y mirarse porque el acoso es siempre un cuerpo a cuerpo. De allí que el reciente estudio de la Fundación Anar (http://www.anar.org/estudio-ciberbullying/) destaque que éste se produce normalmente en el propio colegio, en la clase, en los lavabos o en el patio. Si solo se tratase de la red, sin anclaje en lo presencial, la distancia y el anonimato lo haría más inocuo.

Otro dato relevante es que el WhatsApp es la aplicación más utilizada para ello: más del 80% de los casos de acoso se producen a través de esta app. Eso tiene su lógica porque esta app funciona, en estos casos, en base a grupos de alumnos/as de la clase. Es allí, en esa comunidad virtual, donde se produce el acoso. Ellos son el público necesario para la escena que requiere de la “extraña pareja” acosado-acosador, pero sobre todo del grupo de testigos que son el público que jalea o calla, pero que asisten al espectáculo. Sin ellos el telón caería rápido.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Veranos adolescentes (IV). ¿Frikis o Popus?





El verano se acaba y la vuelta al Insti es percibida por ellos y ellas con cierta ambivalencia. La curiosidad por los rencuentros se mezcla con alguna inquietud por todo aquello que huele a incertidumbre. Los profes, los exámenes cuando lleguen, pero sobre todo los amigos y amigas. Las dudas sobre el papel que le espera a cada uno en ese nuevo curso.

El pánico hoy, para muchos adolescentes, es permanecer invisibles y marginados de la pandilla, virtual o presencial. Que nadie se fije en ellos, que queden situados en el bando de los frikis o pringaos, esos que nunca recibirían un like ni optarían jamás al título de popus y menos al de superpopus.

Para conjurar ese temor cada uno debe buscar sus alianzas, y en caso de conflicto estar atento para no terminar siendo objeto de acoso o burla, confundido en esa tribu de excluidos. 

Esos temores están directamente relacionados a la cohabitación que todos tienen que lograr con su nuevo cuerpo púber. Si hasta entonces el cuerpo infantil funcionaba por defecto, ahora hay que manipularlo para domesticar esos signos extraños que no para de enviar: temblores, excitaciones, escalofríos, molestias y decepciones por sus formas y volúmenes…Para hacerse con ese cuerpo hay que manipularlo con lo que se tiene a mano: tatuajes, dieta, gimnasia, alcohol, porros, ropa, peinados.

A veces esas formulas fallan

lunes, 12 de septiembre de 2016

Veranos adolescentes (III). ¿Violentos o Agresivos?






La Vanguardia, 18/08/2016


Las noches de verano traen la música, y con ella las fiestas y los momentos de desinhibición y transgresión de la rutina anual. En todas las culturas el ritual de la fiesta incluía alguna manifestación de la fuerza física, sea en forma de peleas o como demostración de potencia. La tradicional fiesta del Palio de Siena, o muchos bailes en Valonia, terminan con enfrentamientos rituales entre los participantes.

Agresividad y violencia se mezclan hasta el punto de confundirse. La agresividad se presenta como una potencialidad del individuo que, según las teorías, puede estar ligada a lo instintual/genético o al entorno de aprendizaje del sujeto. La violencia, por el contrario, es un fenómeno social que se manifiesta en acto y que se relaciona con un discurso que la articula y la alimenta. Puede dirigirse a uno mismo, al otro o a los objetos.

El psicoanalista Jacques Lacan inventó un concepto - común a ambos- más interesante, que es el de “goce”. Designa el hecho de que nuestros cuerpos, habitados y marcados por el lenguaje, no pueden dejar de satisfacerse y para ello están en pleno funcionamiento constantemente.

Cuando no encontramos cómo traducir en nuestra lengua las sensaciones corporales diversas que experimentamos (tristeza, rabia, pánico, angustia, dolor) se produce la violencia como un paso al acto bajo sus diferentes modalidades: