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miércoles, 29 de noviembre de 2023

Psicopatología del Salvador

 






Catalunya Plural, 17/11/2023

La reciente historia está llena de políticos salvadores, como Trump, Putin, Orban, Bolsonaro, Milei o -más locales- Aznar, Abascal o Ayuso. Todos han tintado el horizonte de negro para que reconozcamos bien su aura cuando lleguen.


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martes, 19 de enero de 2021

El delirio de Trump, más allá del personaje




Revista Quo, 7 enero 2021

 «EL CINISMO POLÍTICO SE APROVECHA DE PERSONAJES COMO Q SHAMAN»

“Todo fenómeno social tiene una lógica compleja, y no hay una sola clave.  Por un lado, todo arranca con una situación de precariedad  que afectó a un grupo social de EE.UU. Personas que habían tenido un nivel de vida bueno pero que, como consecuencia de la globalización, la crisis financiera de las subprimes del 2008, etc. quedaron en la ruina. Eran varones blancos, despojados de algo que consideraban legítimo».

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sábado, 7 de noviembre de 2020

¡ATrumpame si puedes! La gran estafa


Catalunya Plural,  07/11/2020

¿Recuerdan la historia de Frank Abagnale, ese estafador que ya con solo 16 años descubrió su talento para la estafa y la actuación y en busca de reconocimiento, se hizo pasar por piloto, médico y abogado, magníficamente interpretado por Leonardo DiCaprio en esa gran película de Steven Spielberg?

Trump podría hacer un remake si tenemos en cuenta su carrera empresarial y política, llena de trampas, estafas y deudas pendientes. Pero no hay que minusvalorarlo porque si bien no es un gran estratega, como táctico de corto plazo no le gana nadie. Hace 4 años logró, con sus recursos de marketing y en medio de grandes turbulencias de su partido, hacerse con el mando de la situación.


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viernes, 13 de septiembre de 2019

¡Que se jodan los feos! La lengua política de Boris Johnson


La Vanguardia, 13/9/2019. El Diván


Con un historial tormentoso de relaciones de pareja, en este capítulo coincide de lleno con Trump: para ambos lo femenino es un obstáculo, algo feo que se entromete en su camino. La otra coincidencia es el uso que ambos hacen del lenguaje donde la injuria y el insulto es el tono habitual. Insultar a alguien, decía el psicoanalista Jacques Lacan, es tratar de nombrar, con esa palabra, algo del ser más íntimo de esa persona, algo suyo que se escapa, que no puede ser reducido por la palabra. Ese no poder reducir –y dominar- lo femenino los empuja a ambos a la obscenidad del insulto. Las quieren petrificar de esta manera, fijarlas a ese insulto. Degradarlas a un objeto de desecho, un pelele al que atizar. 

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viernes, 30 de noviembre de 2018

Trump, Bolsonaro, Salvini… ¿Por qué les votan?



La Vanguardia, 30 de noviembre de 2018
Una pregunta recorre tertulias y redes por todo el mundo: ¿por qué les votan?, referida a los triunfos electorales de personajes como TrumpBolsonaro Salvini. La pregunta insiste porque la respuesta no es sencilla. No se trata de políticos conservadores al uso, con recetas tradicionales para nuevos problemas (migraciones masivas, paro estructural, aumento de la desigualdad).
Lo que les une es que los tres han manifestado, de manera explícita y en diversas ocasiones, que están dispuestos a saltarse la ley o, al menos, vivir en sus límites. Trump, el más osado de los tres, no ha dudado en violar varias leyes medioambientales para construir su muro en la frontera con México, incumplir normas de protección a los “dreamers” o tratar de anular el Obamacare....

domingo, 13 de noviembre de 2016

El síntoma Trump. Sujetos a la intemperie




La Vanguardia, Opinión, 11 de noviembre de 2016

Racista, xenófobo, misógino, homófobo y sin embargo 60 millones de americanos lo han hecho presidente. Lo fácil sería demonizarlos pero quizás lo más oportuno es preguntarse por qué.

Centrándonos en las claves psicológicas –otros tomarán las políticas- quisiera señalar tres factores que considero esenciales para entender este fenómeno.

En primer lugar, y seguramente la razón más importante, es que Trump ha captado muy bien el estado de desamparo de muchos sujetos que han quedado a la intemperie tras el huracán de la globalización. Personas que han perdido su empleo y se han visto abocados al paro o la fragilidad laboral. 60.000 fábricas y cerca de 5 millones de empleos industriales bien pagados han desaparecido en los últimos años. A esa pérdida ha seguido la de su casa,  que han debido sustituir por caravanas o viviendas precarias.

Pero la pérdida seguramente más grave ha sido la de su dignidad y orgullo. Su particular sueño americano se ha convertido en la pesadilla de los parias abandonados por aquellos que deberían protegerles.

Se calcula que un 10% de los votantes de Obama lo han hecho ahora por Trump y muchos otros se han abstenido o han votado otras opciones.

Trump ha desplegado una retórica que apunta directamente al retorno a un estado feliz y grandioso donde América devolvería a los auténticos americanos el orgullo de ser sus hijos: «Make America Great Again».

Ante el desamparo surge, decía Freud, el recurso al padre protector que constituye la raíz de la religión. Trump, un hombre grande y exitoso, ha sabido encarnar mejor que nadie ese anhelo, anclado en el miedo, de salir de un destino que los iba empequeñeciendo e invisibilizando. Sus diatribas contra grandes compañías como Ford y Apple y contra grandes fortunas, a las que amenazó con hacerles pagar más si no fabricaban sus productos en los EEUU, reforzaba esa figura del padre protector.

El segundo factor es el personaje mismo de Trump que, junto a esa versión acogedora, encarna también otra figura del padre señalada por Freud en su ensayo “Totem y Tabú”, el padre del goce excesivo, sin cortapisas, que guarda para sí todas las mujeres. “Cuando eres una estrella, te dejan hacerles cualquier cosa. Agarrarlas por el coño”. Esta frase de Trump, junto a otras muchas de desprecio a las mujeres, pone a cielo abierto su condición de gozador obsceno, condición de la que no parece arrepentirse ni sentir vergüenza ni culpa. 
El habla con las tripas, muestra así su “autenticidad” y deja que los que le escuchan puedan dar rienda suelta a sus sentimientos reprimidos. Encarna así la normalidad –lo que él llama “un conservador con sentido común”- que se opone a lo excepcional de las elites, desconectadas de la realidad de sus votantes.

Su misoginia y xenofobia no sólo no ha sido castigada sino que incluso el 54% de las mujeres blancas lo han apoyado. Su exceso ha sido leído como una legitimización y una reivindicación de orgullo hecha desde el éxito de alguien que sí parece haber realizado el sueño americano. Otros antes, como Berlusconi y sus velinas, ya consiguieron amplio apoyo popular al encarnar esa figura de la potencia fálica. Trump es un buen representante obsesionado por sus retratos y torres erectas.

El tercer factor es el rechazo que suscita Hillary Clinton con su secretismo, cambios de criterio tacticistas y “malas compañías” (Wall Street). Representa bien a aquellos que se han beneficiado generosamente a costa de los nuevos parias. Y por otro lado, su ambigüedad ante los propios excesos de su marido seguramente le han pasado factura entre las mujeres: ¿perdonó por amor o por ambición?

¿Resultado inesperado? La cabina de votar (Brexit, Colombia) parece ser el único lugar donde la mirada global no alcanza y allí cada uno puede decir lo que piensa, su rabia y su cólera, sin responder públicamente. Nos ha revelado que lo peor es posible. Mejor entonces saberlo y buscar otro destino para ese odio y esa angustia.