martes, 28 de junio de 2016

TDAH: SIN LÍMITES (II). Hiperactivos sin límite de edad







“De nuestra posición de sujeto somos siempre responsables. Llamen a esto terrorismo donde quieran. ...La posición de psicoanalista no deja escapatoria, puesto que excluye la ternura del alma bella. ...toda tentativa, o tentación de encarnar más allá el sujeto es errancia... Así encarnarlo en el hombre, el cual regresa con ello al niño. Pues ese hombre será allí el primitivo...del mismo modo que el niño desempeñará el papel de subdesarrollado, lo cual enmascarará la verdad de lo que sucede de original en la infancia. "
J. Lacan. La ciencia y la verdad (1965)

El TDAH empezó a diagnosticarse en la infancia y adolescencia, entre los 7 y los 16 años. Luego se añadieron los adultos ya que se consideraba que el 50% de los niños hiperactivos seguirían siéndolo de adultos. Hoy esa clasificación diagnóstica empieza a no tener límites: el niño hiperactivo lo es ya desde los dos años y lo sigue siendo hasta su muerte, bien entrada la vejez. Es un ejemplo claro de esa tesis lacaniana del “niño generalizado” ya que además, y como no se cansan de repetir algunos, sin fundamento ninguno, “el TDAH es un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia”, por lo que el sujeto no se hace responsable de esa agitación corporal.

Los cambios introducidos en el año 2104 en el sistema escolar norteamericano permitieron la incorporación en escuelas públicas a niños y niñas de 3 a 5 años. Ello ha supuesto el avance del diagnostico de TDAH en esas edades preescolares.
La Academia Americana de Pediatría aconseja adelantar la detección a edades tempranas para así prevenir mejor los futuros fracasos escolares. Traducido en cifras ha supuesto que el aumento de diagnósticos en escuelas públicas haya sido, tras la ampliación, de un 59% mientras que en las escuelas de clase media de un 10%[i]. Actualmente y según el CDC (Center for Disease Control and Prevention) en los EEUU hay 10.000 niños de entre 2 y 3 años incluidos en el programa público Medicaid diagnosticados y medicados con Adderall (psicoestimulante anfetamínico) a los que habría que añadir 4.000 más de los seguros privados. Se trata del primer informe realizado sobre el uso de la medicación con menores de 4 años[ii].

Resulta especialmente grave la administración de estos fármacos en edades tan tempranas cuando no existe ningún estudio que avale su eficacia y sus riesgos. El único estudio existente se realizo en 2006 sobre niños de 3 años medicados con metilfenidato y con tan sólo una muestra de 12 niños [iii] estando además confirmado el conflicto de intereses de los investigadores que recibían subvenciones regulares por parte de la industria farmacéutica. 

Eso no impide que psicólogos de renombre como el propio Keith Conners hayan comentado la idoneidad, en algunos casos, de dar medicación psiocestimulante a bebés para mejorar su atención[iv]. Llama también la atención que sean los niños de medios desfavorecidos –atendidos por el Medicaid- los que presenten mayor prevalencia del diagnostico obviando que las condiciones de vida (violencia familiar, abuso de sustancias por parte de los padres, precariedad económica) son factores ambientales que contribuyen sin duda a esa inquietud e hiperactividad reactiva.

Es sabido también que el mes de nacimiento tiene una influencia importante en la prevalencia del diagnostico. Al ya conocido estudio americano de 2010[v] se añade uno más reciente, realizado en Taiwan, donde se confirma que los niños y niñas que nacen en el último mes de cierre del curso escolar presentan tasas de prevalencia significativamente mayores que los nacidos en el primer mes del curso[vi]. Estas diferencias se hacen más evidentes, lógicamente, en las edades tempranas de preescolar.

Esta ampliación por abajo va paralela a la de la tercera edad. Una mujer de 73 años visita a un eminente psiquiatra, el Dr. Goodman, director de un centro privado en Baltimore y profesor de la facultad de Medicina de la John Hopkins University. Le explica que pierde la memoria y a veces olvida las llaves. Su hija, que le ha aconsejado la vista, y su nieta ya están diagnosticadas y medicadas con Adderall. En la anamnesis recuerda que de adolescente garabateaba, para combatir el aburrimiento, mientras el profesor dictaba la clase. Ahora que ya ha sido diagnosticada y medicada con Vyvanse, un psicoestimulante, ha comprendido lo que fue su vida anterior.

Como nos enseño otro Goodman, en este caso el filósofo y lógico, con su concepto de clase, una vez que un sujeto se incluye en esa nueva categoría resignifica su pasado, construye su presente y anticipa su futuro[vii]. Sólo una semana más tarde ésta paciente ya no olvidaba sus llaves ni tenía pérdidas de memoria. Unos años antes, en 2012, ya se publicó en Holanda un estudio con adultos mayores de 60 años que confirmaba una prevalencia creciente de un 3%.

Esta deriva nos plantea de nuevo interrogantes sobre el porvenir de esa supuesta normalidad adulta. El universo TDAH no deja de ser una manera de considerar como un trastorno, por tanto conductas patológicas, todo un espectro de comportamientos humanos que en el pasado se han considerado parte de la normalidad, siempre diversa. ¿Vamos pues hacia una mayor aceptación de esas diferencias y de esa diversidad o a la patologización de lo singular y por tanto a su clasificación y medicalización?

Este sinlímites del diagnóstico es coherente con la degradación de la palabra como vínculo terapéutico y elide la responsabilidad inherente a nuestra condición de sujeto. Apelar hoy a ella todavía parece, como en la cita que encabeza el post, terrorismo intelectual pero es lo único que nos puede librar de ese destino de segregación que supone anular aquello más singular de cada uno, las razones particulares de su agitación o desatención corporal, en beneficio de una uniformidad concentrada y clasificada.



[i] Stephen P. Hinshaw; Richard M. Scheffler. La explosion del TDAH. http://adhdexplosion.com/stephen-p-hinshaw/

[ii] Susanna Visser, DrPH: CDC, National Center on Birth Defects and Developmental Disabilities “The epidemiology of attention-deficit/hyperactivity disorder “ https://www.cartercenter.org/resources/pdfs/health/mental_health/2014-mental-health-forum-power-point-presentations.pdf
[iv] . “Thousands of Toddlers Are Medicated for A.D.H.D., Report Finds, Raising Worries”.  New York Times, 16 de mayo de 2014. http://www.nytimes.com/2014/05/17/us/among-experts-scrutiny-of-attention-disorder-diagnoses-in-2-and-3-year-olds.html

[v] Todd E. Elder. The Importance of Relative Standards in ADHD Diagnoses: Evidence Based on Exact Birth Dates. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2933294/#__ffn_sectitle

[vi] Mu-Hong Chen and others. “Influence of Relative Age on Diagnosis and Treatment of Attention-Deficit Hyperactivity Disorder in Taiwanese Children”. The Journal of Pediatrics. May 2016 Volume 172, Pages 162–167. http://www.jpeds.com/article/S0022-3476%2816%2900160-8/abstract

[vii] Nelson Goodman (2009). Maneras de hacer mundos. Madrid: Visor editorial.