martes, 24 de febrero de 2015

La autoestima de un conseguidor



La Vanguardia. Política. Miércoles, 25 de febrero de 2015



La lógica de una vida no es pensable nunca si no se tiene al menos la perspectiva de tres generaciones. Abuelos, padres e hijos se enlazan así y esa clave generacional nos permite entender algunas razones y algunos actos.

El caso Pujol puso de entrada esta clave en juego al situar la herencia de Florenci Pujol y los negocios de sus nietos. En el medio estaba la duda sobre lo que el padre sabía o permitía. La comparecencia parlamentaria de Jordi Pujol Ferrusola evocó el estilo del abuelo, hombre caracterizado por su habilidad para los negocios, con otro estilo que el padre. Un conseguidor, alguien atrevido y un poco por delante de sus coetáneos.

JPF muestra sin duda un rasgo identificatorio a este abuelo, con el que tuvo una relación especial. Exhibe con una enunciación fuerte sus habilidades y sin vacilar muestra la seguridad del que está convencido de saber más que aquellos que lo interrogan. Por eso da detalles y muchos datos allá donde los otros aportan más valoraciones y juicios que pruebas.

JPF es el que tiene y sabe, el personaje “espabilado”, dinamizador que se anticipa sorprendiendo así a sus interlocutores. Donde esperan su renuncia él ofrece el cd de la charla de su ex amante con la diputada Alicia Sánchez Camacho como prueba de que domina la situación. No duda tampoco en desafiar al líder, que había declarado anteriormente no tener una relación de amistad íntima con JPF, afirmando que Mas es "muy amigo" suyo.

“Dicen, dicen, dicen….” letanía del padre que insiste en esta asimetría entre los que están convencidos de poseer la verdad y aquellos que, en su ignorancia, quedan relegados a un segundo plano. La lección sobre los coches muestra esa seguridad en su saber hacer, que se puede leer como arrogancia o socarronería pero que denota también el talante de alguien que atribuye a su talento –y evidentemente con una posición familiar privilegiada- sus capacidades como conseguidor. 

"Me gustan los coches viejos y sé comprar coches viejos", signo claro de esa autoestima elevada del que sabe que, como el abuelo en su época, va un paso por delante de los demás.