jueves, 17 de julio de 2014

Mi cuerpo, mi capital








Chicas que participan en concursos de felaciones a cambio de bebidas gratis, grupos de turistas que recorren locales de la ciudad a la búsqueda exclusiva del consumo de alcohol, jóvenes que compiten, con riesgo letal (neknomination*: bebe y nomina), para lograr la máxima performance como bebedores.


Todos estos hechos recientes comparten tres características: el afán exhibicionista de la “actuación”, el empuje arriesgado a la satisfacción ilimitada y la contabilización estricta de la hazaña.


Parece como si una práctica de ocio se rigiera por los procedimientos –tan aplaudidos en ámbitos científicos y administrativos- de la evaluación de resultados. No hay acción que no incluya su cálculo y su comparativa con otros “concursantes”. La novedad es que esta lógica, clásica entre los varones siempre dispuestos a exhibir su “contabilidad”, ahora alcanza también a las chicas. Ellas también hoy exhiben sus trofeos sin demasiado pudor, a pleno foco.


Quizás una hipótesis para entender esta tendencia –en una sociedad marcada por el imperativo del rendimiento (Byung-Chul Han)- es que la cifra parece ser la única referencia para calibrar el valor de la satisfacción obtenida. De paso, esa cifra da también a cada uno un índice de su valor como propietario de un cuerpo puesto al trabajo, buscando el máximo rendimiento.


La cifra por un lado sitúa a cada uno en un ranking y al mismo tiempo funciona como un sistema –fallido- de frenado en una especia de carrera desenfrenada. Fallido porque la contabilidad por si sola carece de límites: siempre exige un esfuerzo más. Sólo la resistencia del cuerpo (explota o reviente) funciona como límite último. ¿No es eso lo que vemos en otra práctica habitual como el balconing?, una caída libre que muchas veces termina con la muerte o un accidente grave.


“Mi cuerpo, mi capital”, éste podría ser un lema de época, parafraseando un viejo eslogan electoral comunista.



* http://www.thetimes.co.uk/tto/news/uk/article4001200.ece

miércoles, 2 de julio de 2014

ENTREVISTA A JOSÉ RAMÓN UBIETO: La construcción del caso en red


Con ocasión de las V Jornadas de la Red de Salud Mental de Bizkaia “Avanzando en el trabajo en red” que se celebraron el 22 y 23 de mayo en el Palacio Euskalduna, Bilbao, Julene Fernández (Interabide) se reunió con José Ramón Ubieto para conversar acerca de su trabajo sobre la construcción del caso en red. 
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La dolce Vita+ Marcello Mastroianni
LA DOLCE VITA, 1960, FEDERICO FELLINI.

1.- ¿Qué es la construcción del caso en red? ¿En qué se diferencia esta manera de tratar la red con respecto al modelo que ya conocemos?
Los casos no existen per se, hay que construirlos. Lo que existen son informes, datos, expedientes que acumulan información. Construir un caso es encontrar la lógica que explica los fenómenos (actos, pensamientos, relaciones) que observamos. De esa manera evitamos responder de manera reactiva a lo que sucede sin entender sus causas.

2.- ¿Qué puede aportar el modelo de la construcción del caso en la atención de la Salud Mental en la Red de Salud Mental de Bizkaia? ¿Ventajas para pacientes y profesionales?
La construcción del caso tiene dos beneficios: por un lado permite que los profesionales encuentren una orientación para trabajar juntos y vectorizar sus esfuerzos. Por otro permite compartir la angustia que muchas veces generan estas situaciones y tratarla de manera que no nos bloquee ni precipite nuestra actuación. De esta manera cada uno (medico, enfermera, trabajador social, psiquiatra,..) puede hacer su trabajo y al tiempo apoyarse en la red. Para los pacientes todo ello implica mejora de la calidad asistencial y reduce duplicidades o ausencias innecesarias. Evita la iatrogenia institucional.

3.- ¿Qué papel juegan las instituciones públicas en este tipo de proyectos?
El trabajo en red es una oportunidad para las instituciones públicas de impulsar un modelo de relación asistencial que priorice la atención global de las familias y de las personas que acuden a los servicios. Se opone así a otros modelos burocratizados que ponen más el énfasis en la llamada “optimización de recursos” (más con menos) que al final resulta ser más cara (económica y socialmente) y que implica un abandono real de las personas que sufren.

4.- ¿Cómo poner en marcha un “proyecto piloto” de estas características en Bizkaia?
Para ello hacen faltan 3 factores: el compromiso de los profesionales en apostar por ese trabajo de construcción del caso, que implica una posición de humildad al admitir que el saber sobre el caso no lo tenemos de antemano, como expertos, y al margen del sujeto y de los otros profesionales. El segundo factor es que ese trabajo requiere de un liderazgo que coordine los esfuerzos sin por ello establecer modelos jerárquicos ineficientes. Se trata de animar, moderar y provocar esa elaboración colectiva. El tercer elemento es que ese trabajo no es sostenible sin el adecuado soporte institucional que implica no sólo reconocimiento del trabajo realizado sino medios para hacerlo viable. Con esos tres elementos se puede iniciar una experiencia piloto entre dos o tres servicios (salud mental atención social, atención primaria en salud) que contemple un número reducido de casos y que pueda ser valorado tras un año de funcionamiento.

5.- Por último, para aquellas personas interesadas en profundizar en esta modalidad de trabajo ¿Podrías recomendarnos algún texto o referencia?
La experiencia del Programa Interxarxes (Inter-redes) lleva 14 años de funcionamiento en el distrito de Horta-Guinardó (200.000 habs.) de la ciudad de Barcelona. Este trabajo ha generado diversas publicaciones que se pueden consultar en su web: www.interxarxes.net. Como reflexión propia, surgida de esa experiencia, he publicado un par de libros: “El Trabajo en red. Usos posibles en Educación, salud Mental y Servicios Sociales” (2009, Gedisa) y “La construcción del caso en el trabajo en red. Teoría y práctica” (2012, EdiUOC).

Julene Fernández, Mayo 2014, Bilbao.
INTERABIDE